"Dentro del nuevo paisaje, un local se destaca. En Doña Pachita, ubicado en la esquina de la carrera 9a. con calle 21, todavía sus fieles clientes sostienen un pastel gloria con las dos manos a la espera de que el bocadillo se enfríe para darle el primer mordisco.

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El piso del local es de tableta de color verde con amarillo. Los techos, altos y con cornisas. El dueño, barrigón y casi calvo.

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Se llama Leonardo Morales. Vive orgulloso de los pasteles gloria que a las nueve de la mañana salen del horno. “Son los originales. Llevan bocadillo y cidra”, explica.

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Cuenta que Francisco Mejía y su esposa Lucía fundaron el negocio hace más de 40 años. Leonardo aprendió a preparar los pasteles cuando era muy joven. “Vi como los hacían y me fui al horno de mi casa a probar suerte. Así empecé y ya llevo 35 años con el negocio”.

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El vendedor de seguros Aristides Hernández es un fiel consumidor de los pasteles. “Usted me ve aquí todas las tardes sagradamente. Pese a los años, guardan el sabor de toda la vida”."